jueves, 15 de agosto de 2013

EL VIAJE DEL TAROT


El tarot es un ser completo que a través de imágenes simbólicas entra en resonancia con nuestro propio ser . Este reflejo del ser como cosmos, lo encontramos en los arcanos mayores y menores. El “viaje” hacia uno mismo comienza con el Loco, lanzándose a la vida con poco equipaje y con un perro detrás despojándole poco a poco de lo que le impide su liberación . Este “viaje” a la liberación atraviesa por la toma de conciencia. Entendida como ese “darse cuenta” de nuestra sacralidad y de nuestra propia esencia personal. Si estamos dispuestos a cambiar nuestras limitaciones y avanzar en seres por sì y no en sì definidos, seguiremos nuestro camino hasta la libertad, representada por la última carta: El Mundo.
Podemos ver cómo si ponemos estas dos cartas juntas, El Loco que inicia el viaje busca al mundo. El Loco y el Mundo, se buscan y se encuentran:




En este viaje a nuestro ser le acompañan las circunstancias habituales con las que nos encontramos día a día, aquellos elementos con los cuales nos relacionamos: emociones (simbolizadas por las copas), creatividad, impulso, actividad sexual, trabajo (simbolizado por los bastos), nuestra corporalidad, dinero (simbolizado por los oros), nuestras actividades intelectuales, estudios… (simbolizado por las espadas). Estos “acompañantes de viaje” son los arcanos menores. El viaje con los arcanos menores lo abordaré a todo timón próximamente...
A pesar de la riqueza simbólica del tarot, su uso se ha ido reduciendo como oráculo. El ser humano en su ansiedad de lo impredecible busca métodos para reducir toda incertidumbre. Convierte lo misterioso en una herramienta adivinatoria, manipulando los símbolos a partículas, momentos concretos, particularidades alejándolos del universo sutil lleno de significado.
El Tarot es un mito, en el sentido de que instruye sin palabras. Nos transporta a otra realidad transcendente a través de unas imágenes que representan distintos estados del ser. La palabra arcano, usada para designar cada carta del tarot viene del latín arcanum que quiere decir secreto. En este sentido podemos constatar la primera aproximación simbólica del Tarot como puente hacia el secreto, siendo el secreto aquel mundo subjetivo, trascendente (del más allá). Así pues vemos reflejado aquí la primera idea del símbolo como unión de dos realidades, una correspondiente al mundo objetivo, tangible, que podemos captar a través de nuestros sentidos (podemos ver las láminas) y otra realidad intangible, llena de contenido, de significado, sagrada. El significado de cada arcano es multìvoco, así cada arcano se convierte en lo que cada persona interpreta. Aunque podemos recoger “significados estándares” de cada arcano, si nos limitásemos a dichos significados no estaríamos ante un lenguaje simbólico, sino de signos. Cada carta sería la interpretación arbitraria que se le ha dado (loco=búsqueda, el mago=principio, indecisión, papisa=introspección..ètc) El tarot transciende a la suma de significados arbitrarios recogidos para cada carta , el Tarot es un reflejo de nosotros mismos, lo que vemos en cada carta es la realidad intangible que nos quiere comunicar.

Cada arcano se comunica con otro a través de una relación de resonancia (dos arcanos que aparentemente podrían ser independientes “dos fenómenos aislados” se relacionan uno con otro. Hay algunos ejemplos claros en los que podemos ver esta comunicación: La Papisa en su templo señala con su dedo la línea número 17 de un libro que podría ser el tora (libro hebreo de la vida), el libro es de color carne, simbolizando la naturaleza humana. El arcano XVII, es La Estrella que nos remite al encuentro del modo de actuar en el mundo. Los “diablillos” del arcano XIIII (El diablo) son los mismos que los niños que aparecen en el arcano XVIIII pero ya liberados, libres ,la bolsa del Loco conlleva una escalerita de 9 escalones que nos remite al arcano VIIII El Ermitaño, que representa la crisis entendida como paso a otro nivel evolutivo. Podemos ver este aspecto si observamos el Tarot en 3 etapas. Desde El Mago (arcano I) al arcano VIIII predominan personajes que se encuentran en acción, las cartas son más concretas, predominan personajes humanos. Desde el arcano X al XV predomina la parte baja de la carta, remitiéndonos a todo el mundo instintivo, se mezclan animales con humanos y desde el arcano XVI al XXI predomina el cielo, la parte alta de la carta, donde las fuerzas naturales toman el protagonismo. Como podemos observar el Tarot también conserva esa trinidad o triple vértice entre cielo (representado desde el arcano XVI al XXI ), tierra (desde el arcano X al XV y el “yo” representado desde el arcano I al VIIII.
Cada arcano a su vez recoge un secreto (tal y como nos remite su nombre) y este secreto, es el mundo intangible, sagrado lleno de significación.
Si por ejemplo tomamos como referencia la carta número XI La Fuerza, vemos como su sombrero tiene 6 picos, el hocico del león tiene seis puntos y sus pies seis dedos. Entonces tenemos el número 666, que fue llamado como “número del diablo” si nos fijamos en la imagen una mujer abre con mucha sutiliza la boca a un león, el número 6 considerado como infinito y amor nos lleva a pensar que con amor de pensamiento (6 picos en su sombrero) y actuando con amor (6 dedos en sus pies) podemos conseguir cualquier cosa (hasta abrir la boca a un león). Todo el cosmos es amor, si sumamos de tres en tres todos los números hasta el infinito todo se reduce al número 6: 1+2+3=6; 4+5+6=15 (1+5=6); 7+8+9=24 (2+4=6)

El significado numerológico de las cartas también lo podemos ver en el tarot:
El arcano VIIII corresponde al Ermitaño,

Lleva una linterna, dando luz a los 9 arcanos que le anteceden, sin embargo camina hacia atrás avanzando hacia el arcano X. Por lo tanto conserva una actitud activa hacia el pasado y pasiva hacia el futuro a la vez .El número 9 es el único número impar que es activo y receptivo. Activo por ser impar y pasivo porque es el único que es divisible.

El tiempo del Tarot es progresivo de manera circular. Esta idea la podemos comprobar cuando observamos la numerología de las cartas. Podemos ver cómo los números de las cartas corresponden a la numerología romana y siguen un avance progresivo, así cada carta supone una reminiscencia de todas las anteriores, lleva en sí de alguna manera a todas las anteriores. Por eso que la sucesión de números nunca resta, por ejemplo las cartas número 19 y 9 se expresan como (18 +1) ò como 8+1 y no como 20-1 `10-1 que correspondería a la forma “correcta” según la nomenclatura romana.

El Tarot nos pone en contacto con la onda, de hecho cada arcano corresponde a onda y no a una partícula. En el sentido de que cada arcano no es particular ni aislado de los demás. Esto evidencia el tiempo cualitativo impregnado en el Tarot. 


La relación entre los arcanos se ve de manera muy clara en El Sol y La Luna:





Si observamos estas dos cartas vemos como la una está contenida en la otra. La Luna contiene al sol en sí misma, dejándose entrever a través de ella. El Sol contiene a La Luna reflejándose en uno de sus rayos de color plateado. Estos dos arcanos también nos hablan de los ciclos de la vida (el yin y yang) de cómo en la oscuridad está contenida la luz y cómo en la luz está contenida la oscuridad.

Esta idea de complementariedad también está claramente visible en el arcano XVII:
La Estrella  arroja al rio de la vida la energía yin de la luna y nutre la semilla que yace en la tierra con la energía yang del sol.

En los arcanos del Sol y La Luna también podemos observar el tiempo cualitativo que rige el Tarot. El tiempo del tarot es tiempo en movimiento, circular, cíclico, modificando el espacio y el tiempo. Podemos observar este hecho si observamos cómo las gotas de los arcanos del Sol y La Luna desafían a la ley de la gravedad yendo de abajo hacia arriba. La ley de la gravedad que pone en relación el tiempo y el espacio no se aplica en el Tarot. Por lo que comprobamos que la realidad del Tarot no es lineal como la de Euclides o Aristóteles. La realidad del Tarot es curva. Esto explica el fenómeno de la sincronicidad que rige el tarot. En este tiempo curvo, circular los arcanos se encuentran constantemente, porque como ya dije anteriormente cada uno contiene de alguna manera al otro. Pasa a menudo que si se consulta el Tarot se repiten los mismos arcanos de forma sucesiva. El consultante experimenta el encuentro con el Tarot. Si algún arcano tiene un mensaje especial para èl ò ella, tal vez no salga repetitivamente, pero tal vez aparezca otro arcano que le contenga o en el que se repite algún símbolo que nos quiere decir algo. Esto de nuevo ratifica el Tarot como onda y no como partícula.




Pongamos un ejemplo. El Mago y La Fuerza abren dos ciclos, si observamos El Mago lleva el número I como principiante, tiene todos los instrumentos sobre la mesa para actuar. La Fuerza corresponde al número XI, observamos que su posición es detrás de La Rueda de la Fortuna que corresponde a un cambio de ciclo. Como consecuencia, tanto el Mago como la Fuerza nos representan comienzos, al diferencia entre ambos es la naturaleza del comienzo. Para El Mago se trata de un comienzo más de tipo intelectual (pose todo lo que necesita encima de su mesa de la que solo vemos 3 patas, indicándonos precisamente que la realidad va más allá de lo que podemos ver. La Fuerza supone un comienzo más de tipo instintivo, un reencuentro con nuestra propia fuerza, nuestra energía vital.

En ambas cartas podemos encontrar símbolos repetitivos de estos dos comienzos como el sombrero con forma infinita que una vez más nos lleva a la suspensión cuantitativa del tiempo, ya que el infinito solo es posible en el tiempo cualitativo y ambas cartas abren un ciclo.

Con estas conclusiones llegamos a un punto importante y es el uso del Tarot como oráculo. ¿Es posible predecir con el Tarot? Creo que la respuesta es más que evidente. El futuro corresponde a una visión lineal del tiempo. Cuando hablamos de pasado, presente y futuro estamos cuantificando el tiempo. Habíamos llegado a la conclusión a través de distintas pruebas que el Tarot no maneja un tiempo cuantitificado sino cualificable, en el que el tiempo y el espacio no son medibles. Es por eso que el Tarot no nos contestará con respuestas concretas a preguntas realizadas en términos cuantificados. No podemos saber cuándo vamos a encontrar otro trabajo o conocer a la mujer/hombre de nuestras vidas. Pero podemos saber qué nos lleva a preguntar lo que preguntamos, si lo que preguntamos está en sintonía con la onda (entendida como función) de nuestras vidas.

En consecuencia, podemos preveer, si nosotros somos capaces de entrar en la onda del Tarot, entender sus sincronicidades y sentir que él somos nosotros. No podremos preveer hechos o acontecimientos concretos, pero si funciones atemporales (cambios importantes en la vida de la persona por ejemplo..), porque estaremos nadando en su onda y con ello en la sincronicidad.


El Tarot nos da una oportunidad para dejar atrás nuestro ser por definición, nuestro ser en función del pasado, nuestro ser definido. Este ser por definición está manifiesto en el Ermitaño. El alumbra a nuestro pasado, a la osmosis, a las ideas preconcebidas por el lugar donde nacimos , crecimos, por la educación recibida…y a la vez que da luz a este ser que camina hacia atrás, receptivo hacia el ser por si, aquel que no es definido porque ha conseguido suspender su pasado y cada presente supone una nueva oportunidad, un nuevo comienzo para mirar la vida de forma nueva, sin definiciones, sin contaminar por ideas preconcebidas. El Tarot nos alerta a través de La Rueda de la Fortuna de este cambio y con el ser híbrido con la capa de corazón rojo nos indica nuestro dilema emocional pero también mental (sostiene una espada, símbolo del juicio de lo que supone dejar atrás el mundo de la definición. Nos advierte “para cambiar, hay que querer cambiar y asumir las consecuencias del cambio” si aceptamos esta premisa nos encontraremos en un nuevo comienzo simbolizado por La Fuerza, con la mayor fuerza creativa que jamás hemos contado. Sabiendo que esta creatividad nace del instinto, es sagrada, se enrosca en el muladhara (donde se encuentra apoyado el león) y que la podemos hacer ascender hacia el intelecto.




Otro momento cualitativo que nos representa el Tarot para dejar atrás el ser en sí definido es a través del arcano XX,El Juicio. Este momento corresponde a la llamada interior o guiada. Es la última oportunidad para ser libres. Entendiendo la libertad como la capacidad de comprometerse en el presente. Para poder decidir libremente previamente hemos tenido que suspender nuestro pasado. Dejamos atrás el mundo de definiciones, dejamos de escuchar nuestro yo para fundirnos en nuestro ser.
Este ser sin definición, libre es el ùltimo arcano del Tarot, ella representa el grado máximo de evolución al que se puede llegar y coincide con el momento de mayor libertad. Este momento representa la unidad en el tarot, hemos dejado de definirnos, de buscarnos…ya no nos identificamos con las formas. Logramos ver. Se produce el Samadhi. La identificación con la unidad.


El Tarot es un instrumento de conocimiento si nos sintonizamos en su onda. El Tarot es lo que cada persona ve en él, es lo que somos.



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