viernes, 28 de junio de 2013

LA LUNA: la interacción con nuestra sombra


La Luna: la interacción con nuestra sombra


La Luna, arcano XVIII del Tarot representa la receptividad pura. Se coloca entre los últimos arcanos donde el cielo cobra el protagonismo. Si pensamos en este satélite que nos visita cada noche, su naturaleza refleja la luz del sol que nos deslumbra en el día. Silenciosa, sin molestarnos, sin hacernos llevar gafas de protección  ni crema solar, nos susurra estoy ahí, sienteme.... 

En efecto, es probado la influencia de la luna sobre el mar. El ser humano se compone en un 70% de agua. Cómo es posible entonces escapar de su influencia? Escapar de la luna es querer escapar de lo que en términos junguianos se denomina sombra , aquellos aspectos de nosotros mismos, no enfrentados, no vistos, relegados a un segundo plano. No reconocerlos significa no integrarlos, no aprender de ellos y dejarlos emerger cuando menos lo esperamos. 

En este arcano los animales toman su protagonismo con la ausencia de figuras humanas. Al frente dos perros como guardianes de nuestro inconsciente, de color carne y azul cielo reflejan la dualidad espiritual y carnal del ser humano; cada uno guarda la casa del otro, como muestran las dos torres intercambiadas azul y carne detrás de ellos. Ambos aspiran a la comunicación  y fruto de ellos emergen las gotas de colores celebrando este encuentro.
Subyacente a ellos, el cangrejo ofreciendo dos perlas como ofrenda. ¿Es nuestro ego poniéndose al servicio de nuestro propio conocimiento instintivo?¿ Es nuestra sombra queriendo ser integrada? 

Ningún arcano es, sino " está siendo", lo que significa que lo que vemos en él es una realidad cambiante según cómo nosotros también "estemos siendo". Cada uno es un espejo de nosotros mismos.
La Luna nos invita a una comunicación sincera con nosotros mismos. Una comunicación con nuestras profundidades, a acceder a nuestro propio conocimiento instintivo y a interactuar con nuestra propia sombra. En las noches en las que el frío es intenso y el aire tapona nuestros oídos, nuestra luna interior hace ver a nuestra sombra como el cangrejo que entre las aguas profundas asoma...