lunes, 9 de diciembre de 2013

El corazòn en el TAROT



Seguimos por nuestro viaje transformador  a través de los 4 centros del TAROT: creativo, intelectual, material y emocional. Estos cuatro centros no son bloques aislados ni energías solo externas de la vida humana. En realidad están interconectados de manera que  como actuamos se debe a como sentimos y como sentimos a como pensamos. Nuestro posicionamiento en el mundo depende de cómo sea nuestra posición con nosotros mismos, con nuestro cuerpo, con nuestro territorio, con nuestras raíces (energía material). 

Antiguamente se pensaba que el corazón era el órgano encargado de producir  la emoción. En el recorrido por los chackras, las emociones se concentran en el Anahata Chackra o también llamado: Chackra del corazón.



Mediante este chackra nos relacionamos compasiva e incondicionalmente con los demás gracias al amor. Sin embargo este amor no depende de los demás. No es el amor a la tribu del primer chackra o de la raíz, ni el amor sexual del Svadhisthana, sino que es un estado del ser, resistente y contante con independencia de los elementos externos.
El símbolo de este chackra son doce pétalos de loto que rodean una estrella de seis puntas (dos triángulos). El triángulo con la punta hacia abajo representa el espíritu que desciende al cuerpo (la materia), mientras que el que apunta hacia arriba es la materia que se eleva para encontrarse con el espíritu. El termino sánscrito de Anahata significa "sonido hecho sin que dos cosas choquen" o "sin roce", lo que describe la coexistencia del cuerpo y el espíritu. El amor que nos habla Anahata es el de la verdadera aceptaciòn del ser. El amor más allá de cualquier concepto.

En el TAROT dentro de la serie de los arcanos mayores, hay dos arcanos que están íntimamente relacionados con la energía de Anahata. Ambos corresponden al grado 6: El Enamorado y La Torre. El número 6 es considerado el número de la belleza, porque sumados todos los dígitos de 3 en 3 dan como resultado 6 hasta el infinito: 1+2+3 =6, 4+5+6= 15 (1+5=6), 7+8+9 =24 (2+4=6)



Tanto el Enamorado como la Torre se mueven con la energía del amor: El Enamorado encuentra la propia belleza a través de hacer lo que le gusta. "Hacer lo que te gusta" no es algo tan sencillo y banal como puede parecer. Muchas personas realmente pasan la vida sin hacer o ni siquiera descubrir que es aquello que les gusta. Lo que realmente te gusta es una manifestación de tu don, de la propia naturaleza del alma. Al desarrollarlo la persona vive en alegría. Siendo la alegría la manifestación del amor.

En La Torre (arcano XVI) se vive la alegría profunda. La Torre de color carne simbolizando el ser humano, se destapa, abre su "caparazòn" y vive la supraconsciencia de ser parte del infinito. En la Torre dejamos salir aquellas emociones atrapadas y vivimos la alegría de vivir según nuestro ser esencial.
La Torre es el arcano sucesor del Diablo en el que mirábamos de frente nuestros miedos profundos. Quizás este frente a frente con ellos es un trabajo necesario para vivir el amor que es vivir según nuestro don. Al respecto recojo las palabras de Carl Jung: "Nadie se ilumina fantaseado  figuras de luz, sino haciendo consciente su oscuridad"




El mundo afectivo en el TAROT está simbolizado en los arcanos menores a través de las COPAS. La Copa es un elemento que se suele utilizar para contener líquidos como el agua. El agua simbòlicamente se relaciona con las emociones y nuestra propia vida.
La enseñanza del TAROT respecto al amor es muy sencillo y a la vez profundo: El amor hacia los demás, lo que nos rodea y al universo que concebimos y nos concibe empieza y se proyecta a través del amor a ti mismo. En este sentido, el ser humano se concibe como un habitáculo de un templo sagrado de amor que representa el Uno de Copas. El amor es una fuerza en potencia por desarrollarse que recibimos como regalo. 




Tu corazón se abrirá como una catedral ardiente y, de su vieja herida, surgirá una mariposa de oro. 

Alejandro Jodorowski

A los pies de la copa hay tres niveles que pueden representan: pasado, presente y futuro. Si observamos estos niveles, la parte de la derecha está vacía como simbolizando que no podemos cargar de sentimiento un futuro que todavía no existe, la parte de la izquierda está rallada simbolizando un pasado al que hay que dejarlo ir emocionalmente para que sea un lugar de referencia y no de permanencia y el centro contiene un triángulo rojo simbolizando el presente, único momento en el que se pueden sentir las emociones.

El camino del amor que propone el TAROT es de dar al mundo lo que recibimos, si somos capaces de amar compasivamente a nuestro ser por completo, seremos capaces de amar lo que nos rodea tal y como es y no como espejo del amor que falta en nosotros mismos. 



Simbolizando el amor que crece tomando como centro el amor recibido, se referencia al 7 de Copas, donde partiendo de la copa de abajo nacen las ramas y flores que se distribuyen hacia arriba: el amor compasivo hacia uno mismo es capaz de hacer nacer y fructificar saludablemente en el amor hacia lo que nos rodea y hacia una dimensión cósmica.


El TAROT también nos alienta sobre la necesidad de dejar marchar las emociones pasadas que son espinas en nuestro camino. Para dejar nacer algo nuevo hay que aprender a desprenderse de lo que ya pasó, al igual que para poder tener una cosecha fructífera hay que limpiar la tierra de la cosecha antigua. 



Al respecto encontramos el mensaje del 9 de Copas donde  las copas de la fila de abajo están rodeadas de hojas caídas: el corazón para alcanzar dimensiones más amplias tiene que aprender a perdonar lo pasado, limpiarlo y convertirlo en un lugar de aprendizaje donde asentar los cimientos de lo nuevo.



Con el 10 de Copas llegamos a la cima del corazón: una vez desbordados de amor, para que siga creciendo lo tenemos que poner en acción en el mundo. Convertirlo y materializarlo. La Copa tramuta en en Oro mostrando la alquimia del TAROT: materializar el espíritu y espiritualizar la materia.


 El amor se convierte en la manera en la que permanecemos en el mundo.