El
Mundo, arcano XXI es
el último de los arcanos mayores del Tarot.
Este arcano de naturaleza receptiva recibe a todos los anteriores
danzando dentro de su mandorla.
La mandorla entretejida
de hojas tiene forma de óvalo. Mientras que el círculo
es una curva continua, con un centro donde se fija, el óvalo que
forma la mandorla tiene
dos focos, uno arriba y el otro abajo, sugiriendo que son dos mitades
que van a encontrarse para formar una totalidad. En el Tarot esta
idea queda indicada por el hecho de que las dos mitades del óvalo
están ligadas entre sí en el punto focal donde se encuentra
la persona danzando que representa nuestra esencia.
En
este caso las dos mitades que van a encontrarse en la mujer danzante
corresponden a la del cielo y la tierra. Esta correspondencia entre
el cielo y la tierra no es única en el Tarot,
el I Ching describe
un universo en el que la energía creadora proviene del cielo, en
tanto la tierra es receptora y fecundadora de esa energía primaria.
El
cielo y la tierra por lo tanto se encuentran en un baile. La
danza simboliza el acto de la creación. La
filosofía Zen contempla
toda vida como una agradable danza, cuyo arte consiste en moverse a
través de la vida ordinaria de una manera natural, espontánea e
integradora. Nuestra mujer danzante baila dentro de
una mandorla desnuda simbolizando "la
verdad al desnudo" . Si nos fijamos en su cara es muy parecida a
la mujer estrella del arcano XVII y
la mujer templanza del arcano XIIII.
Curiosamente estos dos arcanos tienen dos jarras. La Templanza realiza la mezcla de su contenido. La Estrella vierte el contenido de una jarra en la tierra y la otra la devuelve al rìo. .
Quizás la mujer danzante es la misma que la mujer estrella y la
mujer templanza y sustituye las dos jarras por una vara como la del
Mago y una esfera receptiva. Con su baile integra ambos elementos
indicándonos que el actuar y no hacerlo son igualmente importantes
en la vida.
Con
ello el Tarot nos
indica que el equilibrio entre fuerzas opuestas es necesario para
nuestra realización, para que cada uno realicemos nuestra propio
baile, único, intransferible, sagrado. Estas fuerzas opuestas ya
habían sido ponderadas por la Templanza a través del trasvase de
agua de una jarra a otra (vemos que en cada jarra rige un símbolo
diferente, el sol y la luna, indicando esta doble naturaleza: activa
y receptiva). En la Estrella las fuerzas opuestas sirven de alimento
para el río y para la tierra. En el arcano XXI, El Mundo a travès de la ponderaciòn de fuerzas opuestas recibimos la vida. Nuestra vida.
El
nombre del arcano: El Mundo, nos hace recordar nuestra naturaleza. A
pesar de todas las restricciones y limitaciones impuestas
por el mundo exterior en el que vivimos. Nuestro propio mundo
interior es infinito, ilimitado, , eterno...