Agosto se despierta como un caminante con zapatos nuevos, envuelto en un sueño en el que busca su estrella, camina empujado por su esencia. El mundo material en el que se ancla se desvanece para nacer de nuevo; las emociones se vacían de las copas llenas alimentando a otras nuevas.
En este nuevo comienzo, la paciencia es nuestro timón, si sabemos ver más allá, el cielo y la tierra se unen, dando a la vida un sentido nuevo.
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